Comentario
Capítulo LXXVIII
Que trata de la cuenta que dio al presidente el gobernador Pedro de Valdivia después de haber llegado al Cuzco del descubrimiento y poblazón de la Nueva Extremadura
Hecho lo sobredicho, se partió el presidente Pedro de la Gasca con todo el campo de Su Majestad para el Cuzco. Y en quince días que el gobernador estuvo en el Cuzco, dio entera y clara relación al presidente del discurso de su vida y de todo lo que había hecho en servicio de Su Majestad, desde el día que emprendió la jornada y descubrimiento y poblazón y conquista del Nuevo Extremo, por orden del marques Pizarro y por comisión de Su Majestad, por virtud de la real cédula que para poblar el Nuevo Toledo le fue enviada, dada en Monzón.
Y también le dijo cómo había descubierto por mar y tierra mucha y muy buena tierra, donde podía dar de comer a muchos vasallos de Su Majestad que le habían seguido y seguirían, y pagarles sus servicios, trabajos y gastos, y que por haber pocos naturales en la ciudad de Santiago y sus términos (estaba repartido en más de sesenta vecinos) porque no se acabasen de apocar, reformó aquella ciudad, acortando el número de los vecinos, y dejándolos en treinta, repartiendo los indios de los demás en aquéllos, y que se movió a lo hacer por muchas causas, la principal era por la sustentación de los naturales, porque no viniesen a disminución y a perderse todos por ser pocos y trabajarlos mucho, la otra causa, porque tenían tierra cerca y próspera de gente donde había para, a quien habían quitado ciento, darles mil, por el fruto tan grande que de ello resultaba. Y todo en cumplimiento de los mandamientos e instrucciones reales de Su Majestad, que sobre estas cosas acostumbra mandar a sus gobernadores de estas Partes de Indias.
El presidente se lo agradeció y dio por muy bien hecho todo lo que en aquella tierra había hecho en nombre de Su Majestad y como su capitán. También le dio cuenta el gobernador en cómo había dejado la tierra en nombre de Su Majestad e suyo al capitán Francisco de Villagran, para que la gobernase en paz y en justicia hasta que volviese de la jornada que iba a hacer, y que, por tanto, suplicaba a su señoría le mandase despachar, para que fuese a Proveer en lo que tanto convenía al servicio de Su Majestad y bien de aquella tierra.
El presidente respondió que era contento y mandó que se hiciese la provisión de gobernador y capitán general por Su Majestad para en las provincias del Nuevo Extremo. Y así se hizo por virtud del poder que para ello trajo de Su Majestad.
Pidióle más el gobernador, le hiciese algunas mercedes otras de parte de Su Majestad en remuneración de parte de servicios, hasta que más largamente los pudiese pedir y suplicar a Su Majestad por ellas.
A esto le respondió el presidente que no tenía poder para poderse ala[r]gar a más con él, que fuese cierto que para alcanzar de Su Majestad y de los señores de su real Consejo de Indias, que las que él enviase a pedir, que por muchas que fuesen, merecía se le hiciesen y se dispensase con él largamente, y que él sería en todo tiempo buen solicitador, informando a Su Majestad del valor de su persona y lealtad de ella, y de lo mucho que había trabajado y gastado en servicio de Su Majestad, con toda verdad, porque ésta era la verdadera negociación, y que pues tantos servicios precedían, fuese cierto que Su Majestad se alargaría en mercedes con él, como lo acostumbraba hacer con las personas de su calidad que tanto y tan bien le han servido como la suya lo había hecho hasta allí y haría en lo por venir, y que él cumpliría lo que le prometía entera y llanamente sin embargo.